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Azúcar, según él, es el principal culpable detrás de las tasas de obesidad explosivas del país. El azúcar ha envenenado el suministro de alimentos y está alterando la biología de las personas, que les obliga a comer más y se mueven menos. El consumo de azúcar no es diferente a la nicotina o el alcohol, dice, y dejar el hábito – y, a su vez, la reducción de la cintura de los estadounidenses – no se puede hacer por pura fuerza de voluntad. En otras palabras: no culpo a la grasa por ser gordo.
Robert H. Lustig, MD, UCSF profesor de Pediatría en la División de Endocrinología, explora los daños causados por los alimentos azucarados. Argumenta que la fructosa (demasiado) y fibra (no suficiente) parecen ser las piedras angulares de la epidemia de la obesidad a través de sus efectos sobre la insulina. Serie: Mini UCSF Medical School para el público [7/2009] [Salud y Medicina] [Mostrar ID: 16717]
