Adelgazar es prevenir el infarto

adelgazarY de forma muy notoria, ya que si hacemos lo necesario para adelgazar de forma inteligente (es decir, seguir una dieta equilibrada y mantener cierta actividad física) y, además, dejamos el tabaco, habremos reducido hasta en un 80% el riesgo de sufrir el temido infarto

además de otras enfermedades vasculares, como el no menos temido ictus. Frente a este premio gordo, la mejora de la estética personal, que para muchos es el principal incentivo para adelgazar, no es más que la pedrea.

Lo dicen los expertos de la Sociedad Española de Cardiología y de la Fundación Española del Corazón, reunidos recientemente con motivo del Día Europeo de Prevención del Riesgo Cardiovascular. Si cambiamos en la forma mencionada nuestro estilo de vida, tendremos muchas más probabilidades de eludir la principal causa de muerte en nuestro país, que son las enfermedades cardiovasculares, con casi un tercio del total de las defunciones.

La primera de las tres claves para cambiar nuestro estilo de vida hacia otro más sano es llevar una dieta más saludable. Eso se consigue tomando cantidades moderadas y una alimentación rica en frutas, ensaladas y verduras. Lo anterior debe completarse, en cantidades equilibradas, con pescados, carnes y legumbres. En este sentido, una dieta muy aconsejable es la dieta mediterránea, que es la responsable de que las poblaciones de los países mediterráneos sean de las más longevas del mundo.

La segunda clave para evitar el infarto es hacer ejercicio físico. Más que realizar deportes extenuantes o intensivos, se trata de evitar el sedentarismo. Una cosa tan sencilla como andar es perfecta para nuestros propósitos, siempre que se haga a diario. Si, además, elegimos zonas naturales para hacerlo (parques, montaña…), será más sano y divertido.

Con estas dos claves (una dieta sana y actividad física) conseguiremos evitar la mayoría de los riesgos asociados al infarto, como la hipertensión, el colesterol elevado, la diabetes y la obesidad. Si, además, conseguimos la tercera (abandonar el tabaco, aquellos que fumen), tendremos las tres que pueden hacer que nuestro riesgo de infarto se reduzca hasta en un 80%.

De los factores de riesgo mencionados, los peores son la diabetes y la obesidad, y ambos están muy relacionados con una dieta poco sana, según el presidente de la sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardíaca de la Sociedad Española de Cardiología, el doctor Enrique Galve. Y esta dieta poco sana se debe, sobre todo, a los productos precocinados y a la comida rápida .

 

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