Nutrición Ortomolecular – Parte I


La medicina del siglo XXI

La nutrición ortomolecular está todavía considerada por muchos como una terapia para perder peso y eliminar celulitis. Sin embargo, su poder terapéutico va más allá. Las investigaciones de la nutrición molecular se dedican al estudio de la salud óptima, el objetivo principal de esta terapia, en contraposición con la medicina alopática que investiga las enfermedades. Ambos polos son igualmente importantes y necesarios para la evolución y bienestar del Ser Humano.

La definición de salud óptima no es simplemente la ausencia de enfermedad, sino un estado natural de energía, vitalidad y, sobre todo, armonía con nosotros mismos y con la vida. Cuando una persona alcanza su estado óptimo de salud, instintivamente sabe cómo comportarse para preservarlo, lo que hace que opte voluntariamente por una alimentación y unos hábitos de vida sanos.

Nutrición óptima

Es imposible diseñar una dieta estándar saludable para todo el mundo en general. Precisamente, un aspecto muy importante de la nutrición ortomolecular es respetar la individualidad bioquímica. Cada persona nace con una bioquímica determinada, que puede predisponerle al desarrollo de ciertas enfermedades o síntomas.

No todo el mundo se beneficia de la dieta típica recomendada basada en ensaladas, frutas y agua fría; algunas personas, por el contrario, se sienten mejor comiendo platos cocinados y bebiendo líquidos calientes. Por ejemplo, una persona con candidiasis crónica se puede sentir peor al comer fruta; la que sufre de bajones de azúcar no puede tolerar bien la comida fría como las ensaladas, con un intestino irritable es mejor no abusar de los cereales… Por tanto, para conseguir una salud óptima es vital descubrir las necesidades individuales del cuerpo.

Sin embargo, sí se puede hablar de unos alimentos base para ayudar a mantener sano el organismo, y que sirven de cimiento para construir un programa de nutrición ortomolecular a medida. Estos son:
Agua. Un mínimo de 1 litro y medio de agua embotellada, tisanas o zumos puros diluidos.
Carbohidratos Completos.
Frutas
Vegetales
Granos, especialmente quínoa, trigo sarraceno, avena y arroz, en todas sus formas (copos, cereales, pan, leche, etc.)
Proteínas.
Algas
Frutos secos y semillas.
Productos de soja (miso, leche y yogur de soja, tofu, tempeh…)
Legumbres
Huevos
Grasas.
Aceite de oliva.
Aceite crudo de semillas (girasol, sésamo, lino, etc.)

En un programa de nutrición ortomolecular se crea el tipo de alimentación más indicada para cada individuo, siempre usando como base estos alimentos mencionados. Para unas personas es recomendable no mezclar las proteínas y los hidratos altos en fécula; para otras es necesario evitar ciertos alimentos que, aunque estén en la categoría de alimentos sanos, pueden estar causando intolerancias o alergias; hay gente que necesita incrementar las grasas poliinsaturadas.

A pesar de no poder hablar de una dieta sana en términos generales, sí se puede hablar de qué sustancias no forman parte de una nutrición óptima.

Bookmark and Share